Descripción
150 AÑOS DE INVESTIGACIÓN Y ESTIMA HAN CONVERTIDO LA CERERÍA EN UN OFICIO QUE DESAFÍA LAS URGENCIAS DEL TIEMPO
La historia de Cerabella comenzó a finales del s.XIX cuando una mujer del Pallars dejó el pequeño pueblo donde vivía para aventurarse en la ciudad.
Francesca Abella montó un pequeño obrador de cirios en la Plaça del Pedró en el barrio del Raval de Barcelona, en una época en que la luz del sol se usaba para blanquear la cera y las velas iluminaban las noches oscuras.
La modernización de la sociedad, con éxitos tan evidentes como el uso generalizado de la bombilla eléctrica, también transformó la manera de entender el oficio de la cerería, que tuvo que reinventarse a lo largo de las cinco generaciones que sucedieron a la fundadora.
A partir de los años 60, empieza la historia que define aún la esencia de Cerabella: la de una apuesta por la calidad y la investigación para convertir la fabricación de las velas, un método de iluminación ancestral, en una creación constante de formas, perfumes, colores y usos.
Entre el pequeño taller del casco antiguo de la ciudad y la fábrica actual, han pasado 150 años de búsqueda que han hecho pervivir este oficio singular, esencialmente manual y pausado que, como la llama, desafía la vorágine del tiempo.
CONSEJOS GENERALES
Nunca deje una vela encendida sin vigilancia.
Nunca encienda una vela encima o cerca de materiales inflamables.
Mantenga las velas alejadas del alcance de niños y animales.
Evite tocar una vela encendida, sobre todo mientras la cera esté caliente y líquida.
Apague la vela antes de que se consuma hasta al final.
Evite cuerpos extraños como cerillas o trozos de mecha en la cera fundida.
Utilice un candelabro con una medida ajustada a la de la vela. Coloque el candelabro en una superficie segura y resistente a la temperatura.
Asegúrese que la estancia está ventilada y reserve unos 100 cm de espacio libre encima de la vela para que la llama y el calor se eleven libremente.
Para evitar una combustión irregular, goteo o humo, mantenga la vela alejada de corrientes de aire como ventiladores o aires acondicionados.
Deje espacio suficiente entre dos velas quemando para evitar que el calor de una derrita la otra.
Para apagar una vela de forma segura, hágalo con cuidado para evitar el goteo de cera o salpicaduras.
Nunca use agua para apagar una vela ya que podría provocar salpicaduras de cera fundida.
Antes de tocar, mover o dejar sin vigilancia una vela, espere siempre a que esté totalmente apagada.
La cera se funde a cierta temperatura. Para conservar las velas en buen estado mientras no se utilizan, manténgalas en un lugar fresco y seco.
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